Si en realidad existieran los sueños,
le pediría a quien tenga el poder de cumplirlos
que caiga en invierno una lluvia de rosas
en esos hogares sin techo ni pan,
que toque los ojos que miran con odio
y que los convierta en palomas de paz.
Por si acaso un día los sueños
pudieran cumplirse,
es preferible soñar,
es preferible soñar,
es preferible soñar sin parar.
Ojalá el humo que vuela en el cielo
fuera incienso quemado, besos de enamorados,
castillos que un niño construye en el aire
con bellas princesas, sin hadas del mal,
o nubes inquietas que juegan bailando,
cambiando al capricho de tu voluntad.
Que toda lágrima que hay en los ojos
sea el origen del mar,
manantial de corales,
mensaje mojado dentro de una botella:
“después del naufragio volver a empezar”,
o gota que esconde poderes extraños,
que cuando la miras te lanza a volar.